Mas de 70,000 personas han asistido hasta el 4 de Septiembre al festival de Burning Man en Black Rock City en el desierto de Nevada . El festival se acerca cada vez mas a los números de Art Basel (más de 100,00 personas en la última edición.) Los promotores del festival lo describen como «un experimento en una comunidad de autoexpresión y autosuficiencia radical». Personalmente, muy a mi pesar, todavía no he asistido pero algunas de las descripciones que he odio incluyen: ¨Es una forma de expresión y liberación interna brutal, te cambia la vida ¨Es lo más divertido y libre que he hecho jamás¨, Es meterte en una instalación de arte de principio a fin¨. Si bien es verdad es que Burning Man se esta convirtiendo en un centro de creación artística.

El festival nació en 1968 en las cercanías de San Francisco, donde originalmente varios amigos se reunieron para celebrar el solsticio de verano quemando una figura de un hombre de más de dos metros de altura. En sus inicios, “aquella cosa del desierto”, tal y como acostumbran a llamar al festival los autodenominados “burners”, tenía unas ciertas tendencias filosóficas y artísticas contraculturales. Actualmente se ha convertido en una organización que requiere un equipamiento especial para subsistir en el desierto mas de una semana, donde funciona la economía del trueque en una convivencia armoniosa con responsabilidad cívica, donde el día a día es una suma total de las variadas actividades de sus participantes y en cuya finalización no se puede dejar rastro ecológico ni huella. Actualmente ha alcanzado tal popularidad que los organizadores se han visto obligados a trasladarlo al amplio desierto de Nevada, donde se crea la efímera ciudad de Black Rock City. El festival es cada día más popular, para acceder uno tiene que pagar alrededor de 400 USD. Allí podrán encontrarse con ricos, pobres, artistas, financieros, y famosas figuras como la supermodelo y actriz Cara Delenvigne, la cantante Katy Perry o la “empresaria” Paris Hilton.

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